domingo, 23 de octubre de 2011

Muerte en el circuito


Habría que ser muy cínico para negar que la muerte forma parte del espectáculo; es, a no dudarlo, uno de los ingredientes de las carreras de motocicletas. Puede no producirse, y de hecho la mayor parte de las caídas se saldan milagrosamente sólo con muñecas lesionadas o cervicales un poco fastidiadas, pero está ahí. De un modo un poco menos visible que en los antiguuos espectáculos de anfiteatro pero está ahí.
Yo no he visto poeta que caiga muerto en medio de una lectura, o novelista afamado que caiga cual bloque de cemento al suelo en medio de entrega de premios o en cualquiera de las formas que adquiera la sociabilidad literaria. Y si ocurriera, lo haría como pudiera acontecer en cualquiera de los ámbitos de la vida cotidiana.
Dado que la naturaleza humana ha variado muy poco desde que San Agustín se escandalizara con los espectáculos de fieras, quizá sea por ese ingrediente morboso por el que espectáculos así se convierten en masivos y se diseñan lo mismo el sofisticado trazado de Sepang que el Coliseo de Roma.

2 comentarios:

Uno dijo...

Tienes toda la razón.
Solo recordarte que los poetas mueren de hambre y frío en las buhardillas con mas frecuencia que otros.


Un abrazo

HLO dijo...

Qué va...ahora todos los poetas son profesores de secundaria y, por lo menos, para ir al Mercadona da.

Lo que me extraña es que no hay apenas críticas en la prensa ni con el comportamiento habitual de Simoncelli en las carreras, ni si debió de ser sancionado después del incidente con Pedrosa, retirándosele al menos un año de la competición como algunos pedían. O por qué salió el casco disparado (¿el pelo?, ¿no era el adecuado?)

Un abrazo