Ya falta poco para el verano. Un tiempo ideal para no hacer deporte. Porque ¿a quién se le ocurriría hacer ejercicio con tanto calor? Hace cuarenta o cincuenta años, sólo los segadores se exponían al sol y hacían ejercicio pero, claro, por pura necesidad. De paso se bronceaban pero eso estaba muy mal visto; estar moreno era signo de extrema pobreza, de no tener más remedio que achicharrarse al sol en pleno estío a cambio de un mísero jornal....Eso pasaba en España anteayer por la mañana, aunque creo que había una señorita por ahí llamada Coco Chanel que se empeñaba en ponerse negra como una morcilla y extenuarse en plena canícula jugando al tenis...El verano es un tiempo propicio para la lectura, con largas horas de siesta a resguardo y atardeceres refrescantes contemplando el mar...
Lean y lean. Pero recuerden que este tiempo tampoco es propicio para las costuras.
2 comentarios:
Fuí negro todos los veranos de mi vida hasta no hace mucho. Y eso porque mi piel, que debe ser racista, ha dicho basta. Nadé y nadé pero sin competir y también, es verdad, leí mas que nunca a la sombra de una sombrilla acariciado por la brisa del mar.
Hablo en pasado porque ya no bajo, apenas a la playa y, claro, no leo bajo la sombrilla.
Soy de leer en la cama antes de dormir y la luz, en verano, tiene el inconveniente de que atrae a los mosquitos.
Ya no me gusta el verano.
Un abrazo
Ay, Uno...ya somos dos...Si no fuera porque tengo vacaciones, el verano no lo querría ni pintado.
Para mí el verano es sólo tiempo que puedo dedicar a la escritura.
Otro abrazo
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