Ni San Miguel arcángel que viniera con su espada flamígera conseguiría dar marcha atrás en la reforma laboral. No es un decretazo particular del gobierno (como sí lo era en el año 2002 bajo el mandato de Aznar) sino una ley aprobada hace más de tres meses por el Congreso de los Diputados. Después de ser aprobada esa ley, creo que hubo un bonito campeonato de fútbol de carácter mundial y luego un plácido período estival, un inicio de curso político....No quiero decir dónde estaban esos sindicalistas y esos huelguistas mientras se aprobaba esa ley y aparecía editada en el boletín oficial y comenzaba su andadura. Sabida es la tirria que le tengo al fútbol y no quiero que me tachen de tendenciosa.
(En la ilustración, una tabla del siglo XV, de la Fundación Lázaro Galdiano, con San Miguel y donantes).


